Una petita aportació literària de l’àvia Rosario
-Buenas tardes mora bella, buenas tardes mora linda. Deja beber al caballo de esa agua cristalina.
– No soy mora, caballero, que soy cristiana cautiva. Me cautivaron los moros un día de pascua florida.
-¿Se quiere venir conmigo aquí en mi caballería?
-¿Y los pañuelos que lavo? ¿donde los dejaría?
-Los finos y los de Holanda: aquí en mi caballería, y los que no valgan nada: con la corriente se irían.
-Y la honra… caballero ¿adónde la dejaría?
-Te juro al pie de mi espada, mi madre doña María, de no hablarte una palabra hasta llegar a las olivas.
Han llegado a las olivas. La mora llora y suspira.
-¿Por qué lloras mora bella? ¿Por qué lloras mora linda?
-¿Por qué quiere usted que llore? Que aquí mis padres vivían y mi hermano Moraleja también en su compañía.
-Abrir puertas y ventanas que venga la geracia, que pensé en traer una mujer y traigo una hermana mía.
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Un beso tengo en mis labios va a salir y no se atreve, sácamelo con los tuyos si es que de veras me quieres.
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Tengo un ramo muy bonito
te lo quiero regalar
tú lo pones en tu casa
y una flor en el ojal.
Rosario Lara
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